Malraj Benen Ruf, Diplomatico de los medianos

Nacido en una alta cuna mediana, me he pasado toda mi juventud entre tutores, escribas y todo tipo de maestros para descubrir en que habilidades podría sobresalir, desde una edad muy temprana tengo facilidad para el habla, he sido capaz de mantener conversaciones inteligentes casi con el chupete en la boca mientras me intentaban torear todo tipo de lacayos, casi, sin darse cuenta, todos acababan convencidos y me entregaban lo que pedía, no sabían decir si era por mi simpatía, elocuencia o que los habría engañado. Pero siempre me salía con la mía, algo que aun hoy suele suceder.
Mis padres siempre me dicen que me parecía al personaje de un tebeo muy conocido que se llama Daniel el travieso. Con la diferencia de que no soy humano ni rubio, normalmente los medianos no suelen conocer las historias de las demás razas, pero en mi casa eso siempre ha sido diferente, tenemos sangre de diplomáticos decía mi abuelo, desde varias generaciones atrás el dinero de nuestra familia ha sido otorgado por conseguir paz o guerra donde fuéramos, nuestras voces siempre han sido oídas por altos cargos o gente con influencia y yo no seria una excepción, lo cual no me resulta difícil seguir con la misma faceta familiar, con una pequeña diferencia, no me veo tan valiente como mis hermanos o cualquiera de las historias típicas de los de mi raza. Aunque supero mi temor llegado el momento, cuando mis tripas me lo permiten, me cuesta enfrentarme a otros de manera agresiva, suelo escudarme primero en aparentar poca cosa, mi tamaño suele ser de gran ayuda, consiguiendo que me dejen de ultimo, algo que suele proporcionarme tiempo para escapar si veo que la cosa se pone complicada.

Mi cobardía no llega hasta el punto de querer abandonar mi misión o dejar a mis compañeros tirados, ante todo tengo el honor de un gran mediano y el orgullo de pertenecer a mi imperio, casi hasta el punto del fanatismo pero sin pasarse. No se porque a las demás razas les suele parecer mal cuando hablo con orgullo de los míos, a partir de mi segunda posada en la que casi me quitan 2 dientes aprendí a callarme en algunos momentos. Me enseñaron que mi sonrisa abre muchas puertas y la paciencia más. Esto ha hecho que hoy en día este donde estoy.