Control de Plagas

La asamblea de los custodios se ve finalmente con la fuerza necesaria para emprender acciones hostiles y directas contra la plaga que azota el continente, pero para ello será necesario saber cual es el mejor sitio para golpear.


Primera sesión 23/09/2016

Lo bueno si breve dos veces bueno.

Tras reunirse las personas de más peso en la fortaleza para debatir sobre la situación actual respecto a los cánidos hubo que tomar una determinante situación: atacar un grupo más o menos localizado o seguir un mito que nos ayudaría a obtener mejor información y asi adquirir un mejor objetivo.

Tras debatir al respecto la decisión final fue perseguir al mito, pues tras acudir a un antiguo portal y descender hasta el lugar donde creíamos que se encontraría el legendario lugar solo había ruinas y maleza, muestras evidentes de que tal lugar dejó de existir mucho tiempo atrás, pero no todo estaba perdido, pues cerca de la zona con ayuda del catalejo que yo portaba detectamos una partida canina a gran distancia, la cual gracias a la magia de mis compañeros pudimos seguir desde la distancia hasta lo que parecía su base, donde con un poderoso hechizo de adivinación pudieron espiarla y encontrar justo el objetivo que necesitamos, un lider militar y un lider mistico.

Ahora solo es cuestion de tiempo ir a por ellos.

Control de Plagas 1, Puntos de Experiencia


Aelia; 2200
Julius; 1600+400
Daniel; 1600
Kilthoran; 1500

El momento que habíamos estado esperando por fin ha llegado. Largo tiempo esos voraces depredadores a quien llamamos "los perros" han campado a sus anchas por nuestras tierras, arrasándolo todo a su paso, mientras que nosotros no podíamos hacer nada más que huir, y contemplar de lejos como la gente se iba muriendo de hambre hacinada en sus ciudades.

Hoy parece que tenemos el conocimiento, las armas, los ejércitos, y la voluntad para hacerles frente, para devolverlos al abismo del que nunca debieron salir.

El plan era sencillo, capturar a dos de sus lideres y obligarlos a llamar a sus huestes a un lugar donde poder hacerles frente. Lo difícil era realizarlo... ante nosotros se nos presentaban dos posibles vías de acción: ir a buscar a los dos lideres que se nos habían escapado cerca de la fortaleza donde recientemente alojamos a la tribu de los Sangre de Gigante, o ir en busca de un legendario artefacto que nos permitiría encontrar a otros lideres más expuestos. Daniel y yo optamos por la primera, era la más rápida y a ninguno nos hacía gracia jugar con artefactos todopoderosos. Aelia y Kilthoran preferían la segunda, Kilthoran como buen adivinador tenía gran curiosidad por ver esa leyenda del pasado. Al final fue Xander quien decidió que debíamos intentar encontrar el artefacto, y que solo Daniel debía manipularlo, pues tenia los mismos recelos que yo con respecto a su poder.

En el momento en que estábamos decidiendo esto apareció en la asamblea el extraño mediano protegido del emperador y, como en trance, soltó una extraña profecía, algo así como: nada es lo que parece, a veces hay que perder para ganar, ya vienen, proteged al mediano. No recuerdo las palabras exactas, tal vez Kilthoran nos podría ayudar con eso.

Tras este extraño suceso nos dirigimos a cumplir nuestra misión, Xinquin nos acompaño para viajar por el portal, aparecimos en las montañas al parecer a unos días de viaje del templo perdido. Prometimos no desvelar a nadie su localización ni su aspecto exacto, pero baste decir que esta bien defendido y escondido, a Kilthoran casi le cuesta la vida y finalmente hallamos lo que fuimos a buscar, la localización de dos de sus lideres, un mago y un guerrero, rodeados de un número no muy grande de perros. Ahora solo teníamos que ir hasta allí y derrotarlos si matarlos, cosa que preveíamos que no iba a ser nada fácil.

Nuestro plan estaba en marcha, dispuestos a no cagarla como en permafrost, trazamos un plan a prueba de perros. Primero observaríamos el lugar con un sensor mágico para evitar sorpresas, después volaríamos hasta allí en la Luftwaffe mediana, unas águilas conducidas por pilotos expertos, saltaríamos en medio del campamento enemigo invisibles y con caída de pluma. En esta misión Klaus formaba parte importante, porque intentaría aporrear al mago Chacal para, con el apoyo de nuestros hechizos, dejarlo inconsciente antes de que pudiera darnos la réplica mágica. Mientras tanto nuestro enlatado amigo Daniel debería contener al luchador Chacal, algo para lo que lo veíamos capacitado. El pequeño detalle es que todo esto sería en el medio de un campamento repleto de esos terribles depredadores. Veríamos.

Así que nos dispusimos a cumplir con el plan. Todo empezó muy bien porque Klaus consiguió infiltrarse en la tienda del mago Chacal. Entonces simultaneamos nuestros ataques y el hechicero poco pudo hacer por defenderse. Primero Kilthoran lanzo un disipar magia para debilitar las defensas mágicas que poseyera, después yo le lance mi nuevo y poderoso hechizo, pollimorfar funesto para transformarlo en una inofensiva tortuguita, al tiempo que Klaus le atizaba duro con su cachiporra. Para asegurarnos de que el pobre individuo no pudiera jugárnosla terminamos el asunto con unos rayos abrasadores, que apunto estuvieron de bajárselo, pero finalmente parece que se estabilizo al borde de la muerte.(ufff)

Esa fue la parte dulce, después vino cuando nos cargaron una docena de perros(principalmente a mi, supongo que debido al amenazador aspecto de mi forma de oso polar) mientras su comandante salía de su tienda con intenciones belicosas. En ese momento me lanzo una jabalina, que pese a estar rodeado de enemigos y protegido con mis mejores hechizos defensivos, me impacto con la fuerza de un Titan, lo que me hizo temer por mi compañero Daniel, que se encontraba a su lado invisible, y presumiblemente no dejaría que el perro gigante me cargara. Mis temores aumentaron cuando a pesar de estar invisible, Daniel erro un golpe en el que lo había puesto todo. Mientras la docena de perros intentaron apresarme, cosa que al poco se reveló inútil, porque en mi forma de oso soy sencillamente demasiado fuerte para ellos. Mientras Kilthoran, Klaus y Aelia se desembarazaban sin mucho problema de los escasos perros que les prestaban atención.

Finalmente los perros se decantaron por una técnica que se reveló más eficaz, el ataque total, y ahí si que lograron infringirme numerosas heridas bastante dolorosas. hasta el punto de que temí por mi vida. Pero todo terminó tan rápido como empezó, Daniel tras dos certeros espadazos cargados de poder(y ayudado por uno de mis rayos) acabo con la vida de nuestro contrincante , una lastima porque nuestra misión era llevárnoslo con vida, (pero bueno, mejor el y no nosotros), así que pusimos en marcha el plan de huida. Yo me teleporté con Klaus, Aelia y el mago sapoconcho hasta Verritius y Daniel y Kilthoran fueron al encuentro de las águilas con un conjuro de vuelo y la forma animal de Kilthoran. Aquí hay que decir que Daniel estuvo cerca de la muerte, porque los perros contaban con mas magos de rango menor, pero que sabían lanzar proyectiles peligrosos.

Ya de vuelta en Verritius con la mitad de nuestra misión cumplida nos dispusimos a interrogar al hechicero perruno en una sala especial. pero resultó ser resistente a las intrusiones mentales. El sumo sacerdote de Kelad, lo intentó con sus poderes y llego a la conclusión de que solo un hombre en este lado del muro podía hacerlo sin poner en riesgo su salud mental, porque notaba otra especie de presencia en su cabeza. pero como este hombre le debía lealtad al Imperio, decidimos seria que lo mejor es que yo intentara hechizarlo mientras nuestros ejércitos se ponían en marcha para nuestra "batalla por la supervivencia" en los terrenos de los paladines junto al muro.

Control de Plagas II

Kilthoran  2000
Julius 2000+ 400= 2400
Daniel 2100
Aelia  2300

Desplegamos todo nuestro potencial arcano y divino para conseguir convencer a el líder Chakal de convocar a su ejercito para hacernos frente. Aparentemente fue más fácil de lo que pensábamos, esto puede ser debido a que realmente ellos ya querían combatir contra nosotros, y tal vez servía a sus planes el tenernos agrupados en un lugar para poder devorar al mayor número de enemigos posibles. Sea como fuere cumplimos nuestra parte del plan y nuestros ejércitos se agruparon en la fortaleza más fácilmente defendible que conocíamos.

Cuatro de esos nuevos y devastadores cañones vinieron con nosotros, así como una legión de guerreros de metal, otra de paladines montados. Junto con los enanos y los humanos nuestro ejercito parecía temible, y más aun parapetado tras estas enormes murallas. Realmente lo íbamos a necesitar, porque no dudábamos que el rival estaría a la altura. También convencimos a el líder de los trasgos de la tribu Sangre de Gigante se uniera a nosotros junto con sus lugartenientes, puesto que no podíamos despreciar el potencial de tan gran mago, e íbamos a necesitar de toda la ayuda disponible. Todos nuestros líderes estarían presentes en la batalla, nada reservaríamos porque la derrota sería definitiva.

De esta manera, Daniel, Kilthoran, y el que suscribe nos teleportamos a la fortaleza junto con el líder hechicero chacal. decidimos convocar a los ejércitos perrunos en la cima de la fortaleza. porque desde ahí podríamos hacerle frente a lo que pudiera venir a rescatar al líder chakal. Mientras nuestros ejércitos debían ocuparse del grueso de las tropas.

Escogimos el campo de batalla y en el lanzamos mi nuevo hechizo más poderoso: un Sanctasanctórum Privado, para intentar que eso nos concediera ventaja, con nosotros resguardados en el límite y el chakal expuesto pero encadenado convocamos a las legiones perrunas, a las pocas horas empezaron a llegar grupos de ellos que se iban haciendo más grandes según avanzaba el día y el hechicero chakal nos informó que creía que el ataque se produciría al alba. Así que nos preparamos para una noche tensa.

Efectivamente a la mañana siguiente se produjo el ataque y mientras nuestras tropas empezaban a combatir se produjo algo extrañísimo: fue como si el mundo diese un vuelco y nos trasladáramos a otro lugar que se parecía enormemente a donde estábamos, pero totalmente desfigurado, además desde allí podíamos ver sobre nuestras cabezas el campo de batalla que habíamos dejado, como si fuera un mural pintado en el techo de una basílica, solo que era real, y podíamos ver como se combatía allí a lo lejos. además, algo raro le pasaba al tiempo, porque era como si la lucha ocurriera más rápido de lo normal. Con tan extraños acontecimientos y el peligroso hechicero cerca nuestro decidimos que lo más prudente seria amordazarlo, pero al resistirse nos obligo a intentar dejarlo inconsciente. Alguna extraña magia debía haber usado, porque mis impactos desvanecedores no tenían efecto. En una situación tan apurada decidimos que no podíamos correr riesgos y acabamos con su vida, demasiados de los nuestros arriesgaban la suya.

A lo lejos vimos el que parecía artífice de estos extraños sujetos, un extraño perro que lanzaba invocaciones con su cetro impío, su cuerpo estaba en aparente estado de descomposición y rodeado de un montón de sus congéneres muertos en algún tipo de charco que lo rodeaba. Era como una escena salida del "Descenso a los Infiernos" escrita por Homerus el Extraño.

Dispuestos a combatirlo salimos volando de la seguridad de nuestro hechizo, pero al poco nos vimos rodeados por una especie de pequeñas bolas con tentáculos, algún tipo de criatura cuasielemental incorporal que manejaban de manera mortífera el poder de los elementos. Y tan mortífera, aunque Kilthoran y yo lanzamos nuestros más poderosos hechizos, aunque Daniel repartía curas tan rápido como podía, la simple potencia de esos seres al final pudo con nosotros y nos arrebató la vida de Daniel. He de decir que además cayo como un héroe, porque en el último momento me lanzo una cura que podía haber retrasado su muerte, pero que me dio a mi el tiempo necesario para finalmente acabar con ellos.

Con la moral por los suelos, pero la determinación esculpida en nuestros rostros, Kilthoran y yo nos enfrentamos al malvado chakal, decididos a darle la oportunidad que necesitaban nuestros amigos del campo de batalla, aunque fuera al precio de nuestras vidas.

El duelo final:

  Sin habernos recuperado ni mucho menos de la caída de Daniel, Kilthoran y yo comenzamos la pelea con este extraño perro no muerto. Como al parecer estos perros canalizaban su magia a través de los cetros de oro que portan, intente quitárselo de las manos mediante la telecinesis, pero fue inútil, pues aunque parecía ostentar poderes arcanos, poseía una fuerza aún superior a los demás de su raza. Así que llevamos al combate a un plano menos sutil: nosotros lo bombardeábamos con hechizos de fuego y electricidad, y el nos tiraba una magia destructiva muy extraña pero efectiva, que hacia como si mil astillas se nos clavaran por todo el cuerpo. Realmente parecía que íbamos a pasarlo mal, porque tenia algún tipo de protección desconocida que atenuaba mucho nuestros ataques energéticos, y los suyos eran letalmente efectivos. Pero cuando llevamos el combate a un plano más físico finalmente se doblegó ante mis ataques de oso, potenciados por el acelerar de Kilthoran, y los múltiples rayos abrasadores que seguía disparando con sus varitas.

  En cuanto cayó fue como si el mundo se replegase sobre si mismo y vimos que todo el combate había tenido lugar en un mundo onírico, nuestras heridas no eran reales y ni siquiera habíamos borrado de nuestras mentes los hechizos que habíamos lanzado. Lamentablemente Daniel seguía sin vida, porque al parecer una mente no puede soportar morir en ese mundo onírico. En ese momento nos dimos cuenta de porqué no lográbamos comprender la magia que esgrimía nuestro adversario. Pues no era magia, sino el poder de su retorcida mente, la que moldeaba sus hechizos. Comprendimos también que este debía ser el que protegía las mentes de los perros contra intrusiones externas.

  Poco nos duró el descanso, porque al pronto Xinquin nos informó de que la batalla iba bien pero que había un grave problema. A un par de kilómetros nuestros vigías detectaron que se acercaba un cañón enorme (de la talla de los nuestros). Que sin duda podría destruir nuestras murallas y darle la victoria a los perros. Decidimos volar hasta allí e impedir que este arma de destrucción se uniera a la batalla. Así, lance un hechizo de vuelo sobre mi forma de oso, y Kilthoran y Xinquin se subieron a mi lomo, nos hicimos invisibles y partimos a su encuentro.

  Cual fue nuestra sorpresa al descubrir que el cañón iba precedido por el mismísimo autoproclamado emperador, Hendrich Ironfirst, en persona,  vestido para la guerra y escoltado además por dos docenas de hombres perro. Jamás habríamos  sospechado tamaña traición. Teniendo en cuenta que el fin último de estas bestias era comerse a toda criatura inteligente que encontraran, no sé que mentiras o situación desesperada pudo motivarlo para ofrecerles ayuda. En cualquier caso nuestro objetivo estaba claro detener ese cañón a cualquier precio. Aprovechando que estábamos a unos doscientos metros de altura, y que desde allí éramos muy poco vulnerables empleamos nuestros hechizos de mayor alcance para detener la comitiva. Primero Kilthoran empleo sus poderes druídicos para hacer crecer la vegetación a su alrededor y le ordeno que los apresara, y yo lance un poderoso hechizo que dejaría incapacitados a los caballos de tiro, al tiempo que rostizaba bastante al desgraciado Ironfirst .

 La parte de detener la comitiva funcionó a la perfección, los perros estaban enmarañados con la vegetación y buena parte de los caballos de tiro yacían inconscientes. La parte de rostizar a Ironfirst ya funcionó peor. En vez de caer, activo un poder de su armadura, la cual tomo partes de la forma de un águila y transportó a su dueño volando en nuestra dirección, con su poderosa lanza apuntándonos. En vez de quedarnos mirando decidimos aprovechar nuestra ventaja y hacerle pagar caro cada centímetro que avanzara hacia nosotros . Bolas de fuego, golpes de relámpagos, rayos abrasadores... le lanzamos todo lo que teníamos, pero parecía que de esta forma no íbamos a ser capaces de detenerle , así que nos aprestamos al combate físico, con mis protecciones mágicas, las mejoras de Kilthoran, y su apoyo mágico, pensé que mi forma de oso podría ser suficiente para vencerlo.

  Efectivamente el combate parecía decantarse de nuestro lado cuando Ironfirst desperdiciaba sus poderosos lanzazos contra mis ilusiones, abriendo hueco en sus defensas para que mis zarpazos y mordiscos le impactaran con dureza. Mientras Kilthoran seguía descargando su varita de rayo abrasador contra el. Tardamos un poco en comprender que algo iba terriblemente mal, podo a poco el iba desgastando mis hechizos e impactándome ocasionalmente, causándome graves heridas, pero aunque Kilt y yo le infringimos heridas que habrían destrozado a un elefante, nuestro rival seguía luchando como si nada.

  Finalmente mis ilusiones se acabaron y Ironfirst estaba a punto de derrotarme cuando Xinquin  intervino y me libro de un lanzazo que seria definitivo, debido a eso cayo de mi lomo, y en ese momento una voz en nuestras cabezas nos dijo que debíamos quitarle la corona. Parecía misión imposible pero en ese momento recordé las miles de vidas que estaban en juego y la furia  invadió mi cuerpo, otorgándome nuevas energías: le di un abrazo del oso, y gruñendo le arranque la corona de la cabeza. Al arrebatarle el objeto que le estaba sustentando mágicamente Ironfirst sufrió todas las heridas que le habíamos infringido, y su cuerpo se deshizo en un amasijo sanguinolento.

  Tras deshacernos del peligro del cañón volvimos a la batalla principal, donde unos rayos negros caían sin cesar. Allí Xinquin nos confeso algo increíble, que en realidad el y Tarangil eran seres de extraordinario poder,(de hecho Tarangil era el ser sin rostro del que hablaba la profecía) pero que no deberían intervenir directamente en las batallas, porque hacerlo daría vía libre a sus contrapartidas malignas. Y al impedir mi muerte habían hecho precisamente eso, por los que debían partir a otra dimensión a luchar con ellas. Les vimos partir y terminamos nuestro trabajo, exterminamos hasta el último perro.

  Con el emperador muerto y la plaga erradicada ya solo nos quedaba celebrar nuestro triunfo, brindar por los caídos, cantar por los héroes, y afrontar el futuro con una nueva esperanza. Mañana seria otro día.

Julius 11.000 PX
Kilthoran 10.000PX

Gracias a todos por vuestra participación, espero que lo pasaseis bien, nos vemos en la siguiente. ^^