Woksun Gun, El Rey Mono

La vida no siempre es fácil fuera de la Isla Bendita. Tienes que trabajar duro para sacar del suelo comida suficiente para vivir un día mas, vivir bajo la amenaza constante de los recaudadores, los bandidos y los esclavistas. Y al final, ¿qué tienes? ¿Una pequeña parcela de tierra con cuatro nabos y una chabola que se cae a pedazos a la que llamar hogar? Es una vida dura... Para los pardillos.

Gun nació como parte de las presas, trabajando como podía con sus padres para sacar un pedazo de comida que echarse a la boca. No duró. Tras una pelea contra un ladronzuelo de poca monta que pretendía robarle el monedero, Gun se dió cuenta de que él no era como el resto de gente de esta aldea. Era más rápido, más listo y, sobre todo, no tenía ninguna gana de pasarse la vida partiéndose la espalda para sobrevivir a duras penas. Reuniendo un pequeño grupo de amigos a los que había convencido, salió del pueblo llevándose como recuerdo la mitad de los excedentes de cosecha y las joyas de la mujer del alcalde.

La Banda Sin Emblema se dedicó al bandidaje menor durante años en las tierras de los ríos. Existían pocas normas: no herir a inocentes, no dejar la aldea sin comida para sobrevivir y matar sólo si no queda mas opción. La falta de sangre en el camino de la banda ayudó a que fueran considerado un problema menor durante años, evitando la persecución organizada. Durante este tiempo la banda encontró un viejo templo lleno de tallas de monos. Gun se sintió inmediatamente atraído por su interior y rebautizó la banda como la Banda del Mono. Durante varios meses la banda utilizó el templo como base mientras Gun desactivaba una a una las trampas que custodiaban el pasillo más profundo del templo. Esperando un gran tesoro, Gun quedó ligeramente decepcionado al encontrar solo un viejo bastón de piedra sobre un pedestal pero, habiéndose ganado la entrada, lo reclamó como su arma.

En esta época comenzaron a oírse rumores sobre la Máscara del Invierno, pero la banda continuó con sus correrías habituales hasta encontrarse con Guan-di, el Magistrado. Tras años de pillaje, finalmente alguien había decidido que la Banda del Mono era un problema, y Guan-di y sus hombres fueron enviados a resolverlo. Tras un par de enfrentamientos en los que escaparon por los pelos, Gun decidió que era el momento de poner tierra de por medio. Habiendo oído rumores sobre el Santuario, parecía el lugar perfecto para ofrecer sus servicios y mantener una pátina de legalidad (y un buen montón de guerreros entre Guan-di y los suyos).

Recién exaltado con el tótem del Mono, y habiéndose revelado el auténtico poder del bastón, Gun espera la aparición del magistrado con una sonrisa en los labios.