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Galaxia la pura

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Mensaje  Nerenia Mar Mayo 22, 2018 1:13 pm

Era tan pequeña que casi no sabia andar cuando la vendieron, ni nombre, ni familia. No tenia nada. Un hombre mayor le tiro una manta encima y sin decir nada la arrastraba por los caminos, hasta llegar a una cabaña en mitad del bosque.

El primer día el anciano le mando limpiar el suelo, solo le hablaba para darle ordenes.

-Ve a coger estas plantas. (Mientras le mostraba unos dibujos de un libro).

- Haz fuego.

- Haz la comida.

- Ve a lavar la ropa al arrollo.

Si no hacia bien sus tareas el anciano simplemente la ignoraba. A ella le gustaría que le gritara o la castigara, poder tener mas contacto con el, la pobre niña se sentía muy sola, el anciano se encerraba en la única habitación de la casa y ella solo escuchaba palabras que no reconocía.
algunas veces tardaba un poco mas en buscar plantas o comida y se paraba a hablar con los animales que vivían por la zona.

Después de unos años la niña seguía sin nombre el anciano nunca se paro a darle uno, pero ella seguía intentando poder tener un poco de comunicación con el, pero este cada vez que ella le dirigía dos palabras el se giraba y se metía en la habitación.

Un día en el bosque la niña mientras estaba con algunos animales (los cuales estaban acostumbrados a ella, ya que les llevaba comida y se preocupaba de ellos en los inviernos) escucho un ruido, no  mas bien un rugido. No era de rabia si no de dolor ella hecho a correr hacia el sonido, cuando llego se encontró un gran felino tumbado, sangrado, parecía que se había peleado con algo y eso casi lo mata.
Cuando ella se acerco mas para ver si estaba vivo, el felino intento sin éxito golpearla con una pata, pero no llego a su destino ya que quedo inconsciente antes de que la tocara, aun así la niña lo arrastro sin intentar dañarlo mas, hasta llegar cerca de la casa.
Dejo al felino cerca y entro corriendo a la casa llamando al anciano.

-Mi señor! mi señor! por favor ayúdeme!

El anciano extrañado al escuchar por primera vez una suplica de la niña salio de la habitación, y ella hecho a correr hacia el llorando.

-Tenemos que ayudarlo si no morirá, por favor!

Y tiro de el con toda la fuerza que tenia, el anciano la siguió para ver que podía pasar, también era la primera vez que la veía llorar.

Al llegar al felino el anciano miro al felino y replico.

-Para esto me molestas! solo es un animal, que muera, así no tendremos que preocuparnos por un depredador menos.

La niña lo miro con los ojos llenos de lagrimas y le respondió.

-Es usted capaz de no dar ayuda a un ser vivo mientras esta agonizando? Usted quien es el único que le puede ayudar?

-Si yo mismo pudiera hacerlo ni me lo plantearía, no podría ver a un ser vivo sufrir de esa manera y no prestarle ayuda.
El anciano miro hacia la niña y le contextos.

-Tienes razón lo mejor seria terminar con su sufrimiento.

-No!

Grito la niña mientras se ponía delante del felino.

-Si quiere matarlo por ser un animal y no un humano, máteme a mi también ya que no soy humana solo un animal que ni siquiera tiene nombre.
El anciano asombrado por la niña la miro con asombro por primera vez.

-Tan importante es para ti que darías tu vida?

-Cualquier vida es importante aunque solo sea la de un animal.

La niña miro al anciano como se daba la vuelta y volvía para la casa. Ella hecho a correr al río con un cubo y un trozo de tela con la que limpiaba la casa, y fue hacia el felino.
Mientras le limpiaba la sangre no podía parar de llorar.

-Por favor no te mueras, te prometo que si vives te cuidare, te daré de comer hasta que te recuperes y si cuando estés recuperado y sientes por naturaleza el matarme para alimentarte. Será mejor que seguir viviendo sin que a nadie le importes.

-No ara falta tal cosa niña, te ayudare a que se recupere y cuando pueda irse espero que no se cobre la vida de ninguno de los dos.
La niña miro hacia arriba y vio por primera vez al anciano sonreír mientras le ponía unas hierbas y vendas al felino.

-Con esto no se desangrara, ahora es esperar a ver cuantas ganas tiene de vivir.

Lo acerco al una choza cerca de la casa que solo tenia 3 paredes y la mitad del techo.
La niña iba todos los días a cambiarle las hierbas y las vendas tal y como el anciano le ordenaba.
Tras una semana la niña como todos los días llevaba las hierbas y las vendas al felino, pero ya no estaba. Ella hecho a correr hacia fuera y pudo distinguir de lejos al felino mirándola fijamente mientras se daba la vuelta y se marchaba.

-Espero volver a verte pronto! Cuídate!

La niña entro corriendo en la casa.

-Señor, señor.

Gritaba. Desde la fuera de la habitación.

-El felino se recupero y se marcho sin hacer daño a nadie.

El anciano salio de la habitación y vio a la niña llorar mientras sonreía.

-Deberías de dejar de llorar por cualquier cosa.

A lo cual ella lo abrazo.

-Muchas gracias por salvarlo!

El anciano la miro y le respondió.

- Yo no lo salve, fuiste tu. Así que sécate esas lagrimas y continua con tus tareas.

Volviéndose a la habitación, pero esta vez fue diferente ya que esta vez no cerro la puerta, y desde entonces no la volvió a cerrar mas.
Con el paso de los años la niña, a la que ya podemos llamar muchacha, se sentía muy intrigada mirando desde el rabillo del ojo las cosas que hacia el anciano en la habitación, era algo precioso, algunas veces salían pétalos de flores de la habitación algunas veces salía nieve o agua  flotando en el aire, ella se sentía muy feliz al poder ver como el anciano podía hacer aparecer cosas y después desaparecían.

-Deja de mirar desde lejos, si tienes tanta curiosidad acércate y pídeme que te enseñe.

Sin pensarlo dos veces fue corriendo hacia la habitación donde nunca había podido entrar con una gran sonrisa en la cara.

-Lo primer antes de nada tendré que enseñarte a leer en varios idiomas y hablarlos, y ya que estamos tendré que ponerle nombre a mi aprendiz, déjame pensar.
Mientras la miraba de arriba a bajo.

-Muchos nombres hay en este mundo y ninguno de ellos son dignos del corazón tan grande que tienes, muchos te odiaran por lo que eres, otros se intentaran aprovechar de ti, pero conociéndote después de verte crecer se con certeza que inclusos a los que te traten mal tu no harás lo misno,y seguramente serias capaz de ver a uno de ellos en problemas y aun así ayudarle. Por eso te llamare Galaxia, por que ni toda una galaxia podría caber en tu corazón.
Y desde entonces la niña que había dejado de ser niña, la esclava que de dejo de ser esclava, no solo tenia nombre si no que por fin sentía que era parte de una familia, una muy pequeña pero que era suya.

Como es natural e imposible el tiempo siguió su curso, Galaxia tenia unas dotes para la magia que el anciano nunca se imaginara, la destreza, la memoria y sobretodo las ganas que tenia por poder usar todo lo que aprendió para sentir lo que sintió cuando ayudo a un gran felino a sobrevivir.
Poco a poco el anciano perdía fuerzas y ya no podía casi caminar, y miraba a Galaxia con ojos tristes pensando en todo lo que le quedaba por sufrir, viendo que su marcha hacia otra existencia estaba cerca le mando una carta al gremio de mercenarios.

" Exaltados de todos los tipos y razas,les pido a los lideres que sepan de la existencia de una muchacha única de su raza, no solo por sus grandes dotes para la hechicería si no para que la protejan, no permitan que la oscuridad se la lleve, pues seria una gran perdida, sus aptitudes son muy elevadas, su capacidad de memorizar y sus ansias de aprendizaje son grandes. Lo único malo si se puede llamar así es su gran corazón y su afán por ayudar a los necesitados. Así que se la mandare en breve.Ya que pronto marchare a donde ella no puede seguirme. Cuidelan por mi."

Firmado:      Gandalf el blanco.


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Nerenia
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