Correspondencia señores de Gerville

Queridos amigos

Os escribo esta misiva desde el exillio con el objetivo de acercarme a vosotros y ayudaros en aquello que me sea posible. Desde la caída de la república el aislamiento en Verriteus es tal que en ocasiones perdemos la noción del tiempo y el espacio, no sabemos practicamente nada de lo que está pasando fuera de las murallas de esta fortaleza. Nuestros amigos en la capital nos dijeron que se había formado la Guardia Imperial, espero que Gabriel obre con sensated, pues su escudo es el escudo que protege el imperio del hombre, y vuestra misión es sostenerlo con fuerza.

Me gustaría saber más sobre la situación de nuestro querido país, saber si Orbatria sigue anidando con fuerza en el corazón de los nobles y valerosos. Me gustaría saber, de vuestro puño y letra, si la guardia imperial es realmente un rayo de esperanza en esta noche oscura o solo una quimera de confusión más.

Salve Orbatria!

Arabator, cónsul de Daegan, senador de la gloriosa república Dagan, sumo sacerdote de Orbatria, desde el exilio.

Estimado Arabator;

Pocas son las cosas que os puedo contar, aunque muchas las experiencias vivdas por mi esposa y un servidor.
Me temo que la campaña de difamacion contra nuestros miembros por parte de la casa de Sarek a sido muy efectiva, pero todos los creyentes de Orbatria la combatimos de la misma manera, trabajando duramente. A titulo personal, creo que los miembros de la guardia imperial ven en nosotros, sobre todo en Avelyn, alguien en quien poder confiar y consiguiendo el respeto de nuestros compañeros.

Me temo que el imperio y sus aliados no pasan por uno de sus mejores momentos. Una nueva raza, hambrienta de carne humana, asola nuestras fronteras. Pocas son las victorias y muchas las derrotas. Contra esta especie de canes humanos ya perdimos a dos miembros de la Guardia Imperial.
Los medianos siguen luchando en frente fornicida. Poco se de este asunto, pero parece que esta situacion les consume los recursos militares.
Me temo que a los enanos van a tener momentos muy complicados. Un grupo llamado la Corona de Sangre, intenta poner de nuevo al monarca en el trono de piedra.
Gabriel, por su parte, parece incansable. Poco es el tiempo que pasa en la capital. Trabaja duramente, siendo un ejemplo a seguir por todos nosotros. Formando la Guardia Imperial para ayudarlo en sus cometidos.

Fe y esperanza, esas son las palbras que nos ayudan a seguir dia a dia. Fe en
nuestra Señora Orbatria que nos guia por el sendero del duro trabajo. Y esperanza, esperanza en que algun dia no haya enemigos acechando entre las sombras.

Sin mas que contar por el momento se despide;



Ander de Gerville

Mi amada esposa;

Hace días que deambulo por la capital, sin conseguir nada de nada de hecho me he encontrado con más puertas cerradas que abiertas. Las trabas interpuestas por ser paladín de Orbatria casi me hacen desistir, pero recordé tu templanza y perseverancia y me dieron ánimos para continuar.
Antaño, cuando un caballero, daba igual sus condiciones, era salvado por otro contraia una deuda de honor. Pero parece que con el nuevo régimen las antiguas costumbres fueron olvidadas. Durante mi servicio en la legión salvé la vida a un oficial perteneciente a la escuela militar de Sarek, los detalles de dicho acto no son pertinentes en este momento, a pesar denuestras visibles diferencias entablamos una buena amistad. Hace unos meses me enteré que este oficial ocupaba un puesto de cierta importancia en el Oganismo de Información Imperial. Pensé que me ayudaría, pero lejos de hacerlo aun me puso más trabas. Para empezar se negó a darme información sobre los asaltantes y su organización.
Además vetó una iniciativa que tenía. Quería solicitar permiso para tener a un maestro armero perteneciente a Orbatria en la fortaleza. Me encontré solo y con todo tipo de trabas e incluso llegué a tener un desagradable enfrentamiento verbal con unos oficiales de la Guardia Imperial seguidores de Sarek, lo más suave que llegaron a decirme era que si nosotros dos estábamos aqui era por petición de Gabriel, y que nuestro puesto no era mucho más que el de un sirviente o una cocinera.

Pero no todo fue malo. Un día me enteré de que el nuevo gobernador Corellion Vetesttoch estaba en la ciudad y que quería hablar conmigo. Extrañado acudí a la entrevista. Tengo que decir que me sorprendió para bien. Es un joven brillante, templado, con modales exquisitos y a pesar de su pronunciada cojera, por una herida de guerra, se le ve en buena forma física. Bueno, a lo que iba: Corellion no se anduvo por las ramas, sabía que el mithrill robado de nuestra fortaleza era parte de un botín sustraído del templo de Zeron, a pesar de su claro enfado me hizo la siguiente pregunta: ¿por qué no se había informado al anterior gobernador del hallazgo? La verdad es que no supe que responder, pero el gobernador al ver mi incredulidad me propuso lo siguiente; tiene la información necesaria para recuperar el mithril, el cual, por supuesto será devuelto a su provincia. El, a cambio, dará una generosa recompensa a los miembros de la guardia que hagan la mision y cedera un 25% del mithrill a la guardia imperial. Así como la posibilidad de de recuperar nuestro honor y de paso parte de nuestras pertenencias. Y que no presentaría cargos ni quejas a las correspondientes autoridades.
Mi contestacion no se hizo esperar.... accedí.
Tambien me sorprendio con una noticia que no sé como nos puede afectar. Según parece, un mediano, días despues de la misión en Zeron llegó a Agnomia y cerró un trato con 4 familias de cierta importancia en la ciudad flotante. El trato era la venta de 95kg de mithrill. Lo extraño no es la operación, ya que los medianos poseen la única mina conocida de este material, lo extraño es que ese mithril fue sustraído de las dependencia del banco que había sido el mediador de la operacion. Que esta información aun no había salido a la luz por que podía suponer la quiebra del banco. El gobernador, antes de despedirse de mi, me miro fijamente y me dijo que no sabía muy bien que estaba sucediendo, pero que había sucesos extraños en su protectorado y que estuviera atento porque favor se paga con favor y nos haría llamar en su momento.
No tengo más que decir, sólo que te echo en falta y que te llevo en mi pensamiento... en pocos días regresaré.

Tu amado esposo;


Ander